sábado, 5 de noviembre de 2016

Nuestra aventura con la acuariofilia: Parte II

En esta segunda entrega continuamos con la historia que os contamos en la primera parte de nuestra nueva aventura con la acuariofilia.

Estado del acuario en esta segunda parte.
Lo primero que hicimos antes de llenar el acuario fue mejorar nuestro equipo con un filtro externo de mochila: el Fluval C3 capaz de mover 580 litros cada hora. Normalmente, en un filtro se busca que sea capaz de mover tres veces la capacidad en litros de nuestro acuario cada hora:

96 Litros x 3 = 288 Litros.

Con el acuario ya decorado, llenamos de agua y lo dejamos reposar un par de días destapado para que se evaporara el cloro. Instalamos el filtro y lo dejamos cargado con material poroso (Siporax) que consiste en unos canutillos de vidrio fundido expandido; carbón activado y una esponja, para retirar las sustancias tóxicas y los desperdicios de la nueva instalación y que venían incluidos con el filtro.

En este aspecto cometimos un error, pues se desaconseja el uso de carbón activado durante el mes de maduración o ciclado del acuario.
Durante este primer mes introducimos las raíces de Mopani que estuvimos tratando con baños maría durante unas semanas. Aún después de ese tratamiento seguían tiñendo el agua de color marrón. Según leímos ese color se debe a los taninos, una sustancia que es inofensiva e incluso beneficiosa para los habitantes del acuario (no tanto para su aspecto, aunque le da un toque muy amazónico).

Ya finalizando el primer mes nos hicimos con unos cuantos productos para el acuario:

  • Un termómetro de mercurio para comprobar la temperatura del agua
  • Un kit de tests de gotas de la marca Aquili para medir niveles de Ph, Gh, Kh, NO2 y NO3 con los que estamos bastante satisfechos.

También nos hicimos con unas plantitas que compramos en acuarioplantado.com. Gran fallo el nuestro porque nos llegaron al día siguiente en un momento en el que no estabamos en casa. Por tanto, estuvieron solas y desamparadas casi todo ese día, y se nos secaron un poquitín.

Otro fallo por nuestra parte, el no haberlas lavado, ya que poco después supimos que era preferible lavarlas con un poco de lejía diluida en agua, no solo por la suciedad, sino para evitar enfermedades o caracoles en el acuario.

Concretamente, las plantas que compramos en ese momento fueron:

  • Ceratophyllum demersum (Cola de Zorro)
  • Glossostigma elatinoides  
  • Bacopa Madagascariensis
  • Cladophora Aegagrophila (bola de musgo) 

Recepción del pedido a Acuario Plantado.

Nosotros no tomamos suficientes precauciones e introducimos las plantas directamente en el acuario. A los pocos días aparecieron varios inquilinos en forma de caracol que más tarde identificamos que pertenecían a la especie Physsa, caracoles que al final acaban convirtiéndose en una plaga (no son dañinos para las plantas y hacen una gran labor de limpieza en el acuario).



Ejemplar de Physsa invadiendo nuestro acuario.


Aún así y como medida de precaución compramos 4 caracoles helena que se caracterizan por alimentarse de otros caracoles. Así nos aseguramos de controlar la población de los Physsa, resultando muy eficaces. Los compramos muy bien de precio en nuestra tienda de animales favorita de León: Axolotl

Uno de nuestros caracoles Helena paseando por el acuario.


Hasta aquí la segunda parte de esta historia.

Continuará...



¡Un saludín!

Laura y Rubén



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